14 junio 2006

Escapada Costa Brava

El pasado fin de semana hemos disfrutado de una espectacular escapada a la Costa Brava. Mientras Abel y Hendaya se afanaban en convertirse en barracudas, llevando a la práctica su curso de submarinismo, Eva y yo nos repanchingábamos en la piscina del camping Begur, donde previamente habíamos preparado nuestro campamento base con las económicas tiendas Iglú del Decathlon. Unos spaggethi a 4 formaggi e parmesano in polvere, los cuales hicimos con el camping gas, nos quitaron el hambre. Para cenar, una barbacoa improvisada y a oscuras deleitó nuestros estómagos y nos dejó preparados para la visita nocturna al pueblo de Begur. Pueblo que conserva notablemente su pasado medieval, donde sus torreones y murallas dejan huella de las defensas contra los piratas en siglos pasados. Así mismo, con mucho encanto, una banda sonora de gralla y flabiol amenizaban nuestro paseo por el pueblo. Un helado, y volvemos a nuestro campamento dispuestos a soñar plácidamente esperando el día de mañana.

Llega el domingo, y vuelven a ponerse el traje de buzo, mientras nosotros churrascamos nuestra piel en la cala Aiguablava, la cual en 1988 fue galardonada con el diploma de mejor playa de Cataluña. Lástima de no tener las gafas de bucear, porque mientras ellos se hundian varios metros en su agua cristalina, me quedé con las ganas de perderme entre las rocas. Otra vez será.

Después de esto, volvimos a Begur, ésta vez de día y con un objetivo claro: ¡COMER! Allí nos zampamos un buen plato combinado, y el postre nos lo reservamos para la vuelta, en la que aprovechamos para pasar por Pals. Su centro gótico refleja la historia de un pueblo antiguo, donde resuenan en sus paredes más de 1100 años de antiguedad. Otro precioso paraje para perderse y disfrutar unas vistas espectaculares en la distancia de las islas Medas. Ahora sí, y tras un agradable paseo por el enigmático Pals, nos sentamos en una terraza bien situada a tomarnos un buen vaso de horchata (¡no hay!), granizado de limon (¡no hay!), pues bueno, ¡uno de fresa! Y éste fue el combustible para devolvernos, tras un poco de caravana, a la realidad diaria de coches, ciudad y malditos lunes.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Dejar las drogas... eso es lo que debo hacer, en lugar de llegar a casa un jueves a las 3 a.m un jueves con un melocotón melocotonero que ni te cuento... brbrbrbr... pff...

Queda pendiente la cena en tu casa y la invitación a la próxima acampada!!! Pero yo también quiero ser un boquerón en su salsa!! ;P

Besakos!!!