31 julio 2006

Desilusión.

Estoy vacio. Un océano de desilusión flota en mi cabeza. No hay nada que me haga reaccionar, ni reir, ni llorar. Estoy vacio. Y ni tan siquiera la brisa fresca de la comprensión me incita a vivir más feliz. Por suerte sé qué es, y tengo que solucionarlo. Pero ahora, cuando veo en la cuerda floja lo que uno piensa idestructible, vuelvo a temer no ser como creo ser. Estoy vacio. Siento pena de mí mismo, o lo que pienso ser; y de sentirme engañado, por mi mismo, por lo que pienso ser. ¿Cómo soy? No hay duda más penosa que no poder contestar a esta pregunta. Dudar de uno mismo significa dudar de todos, y por esto, siento en cada instante las agujas del muñeco vudú que me clava la desconfianza hacia todos. Dudar de mi, para volver a vaciarme. Dudo de tí, y no puedo volver a ser. Sigo vacio.

1 comentario:

cris moya dijo...

Bufffff...eres increible...necesito charla ya :-)