16 diciembre 2008

Esclavos de nuestros propios pensamientos.

¿Y qué ocurre cuando no eres tu quién controla las cuerdas? Eres una marioneta de algo superior, constante y quien sabe si eterno. Pero no quieres saber que eres tu mismo. Un ruido, una extraña presencia, algo que no te permite ser. No somos más que el reflejo de cómo nos hacemos ver. Tu crees ser, pero para los demás no eres lo crees ser, sino una imagen de ti mismo. Una representación, un cúmulo de sensaciones, una risa, unas voces, una lágrima: esto eres tu. El resto, es sólo un cuerpo.

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