04 julio 2013

Oscuridad.

Por tratar de soñar un sueño, me encontré en mi universo de oscuridad. Mientras allí, a lo lejos, mi sol se iba  apagando y sobre mi se posaba un manto negro.

No, no puedes soñar un sueño. Un sueño, soñado, ya no tiene ese nombre. Y mientras trato de no deslumbrarme, concedo a ratos descanso a mis pensamientos.
¿Quién soy? Buscando esa respuesta deberé saltar al abismo. O quizá sea el abismo propiamente el que me de la respuesta. Buscándome a mi mismo: Es parte del propio ser conocerse. Quizá despierto tarde en este propósito, pero no es el tiempo el que manda en nosotros. Somos emoción y sensaciones. Somos inquietud y miedos, entusiasmo e ideas. Al fin y al cabo, tan solo somos ilusiones. Ilusiones de uno mismo o ilusiones proyectadas en lo que te rodea o los demás. Pero cuando las perdemos reculamos hacía nuestro propio ser. Al YO más profundo que habita en nosotros y que muchas veces tememos encontrar. Solo cuando entendemos a ese ser que habita en nosotros, cuando lo encontramos y podemos mirarle a los ojos podemos seguir creando. Pero no, olvídate, ¡no puedes soñar un sueño! Y en la más profunda oscuridad, cuando crea no ver nada, cuando allí me encuentre solo, conmigo mismo y nada más: miraré hacia arriba y veré miles de estrellas. Mientras, seguiré soñando.

1 comentario:

Anónimo dijo...

...y entonces se abrirá el cielo para ke veas el sol, y te dará tanta luz ke podras verte a ti mismo como nunca pensaste ke pudieras verte, te conoceras y amaras y veras con claridad todo lo ke te rodea, y enconces estaras preparado para ser lo mas feliz ke te puedas imaginar...