30 septiembre 2013

Mi vida después de Facebook

Los más cercanos sabéis que mis últimas épocas han sido una mezcla explosiva de complejidades emocionales que han dado paso a una búsqueda introspectiva de mi propia realidad. El camino de las estrellas formaba parte de esta búsqueda y aunque no me atreva decir que me encontré conmigo al final del mismo, ni tampoco a levantar los brazos, realizar algunos aspavientos y gritar "¡he vuelto!", la realidad es más sencilla y más ingenua quizá que todo ello.
Si algo me enseñó mi travesía desde Roncesvalles a Burgos es a vivir LA REALIDAD. En mi camino (nuestro, al fin y al cabo elegí a alguien para compartirlo) hubo un poco de cada condimento especial que puede otorgarnos la vida. Me acompañaron recuerdos que se fundieron en mis pasos. Regué matorrales con mis lágrimas y recogí decenas de corazones de piedra, más blandos que el mio. Y mientras, caminando, retorné a la realidad, alejada de ordenadores y móviles, de tecnología y conexiones cibernéticas. Tan solo yo y mi alrededor. Así aprendí dónde residen mis sueños, y con quien hablo. Aprendí quien te ayuda y quien te mira. Evité discusiones y las provoqué (y no había manera de hacer Control + Z). Ni poner "me gusta" a un comentario afortunado: era más importante una sonrisa. O mirar con los ojos llorosos y no tener que escribir nada. Curiosa forma de comunicación, casi olvidada en la que YO contaba más que mi Nickname.
En verdad, es casi irónico que os cuente esto por este medio, al fin  y al cabo es una crítica al mismo, usándolo. Pero no es del todo cierto: Si bien leyendo se crea un vínculo escritor-lector, no se da pie a más relación que esta: la que estoy provocando ahora, en este preciso instante, y nada más. Por esto, cuando volví a mis costumbres, a mi monotonía, a mi rutina (que no vida real) decidí acabar con este tipo de relaciones vinculadas a las Redes Sociales, de cualquier tipo. Esas uniones no personales que te hacen sufrir, tanto como reír, (pensar, discutir, amar, creer...)  pero en las que es más importante un click que un abrazo. Donde da tiempo a escribir lo que sabes que esperan de ti y te creas (y crees) a tu personaje virtual de manera irreal, sin dar opción a mirar a los ojos, a quedarte sin palabras, a no saber qué decir, a no tener respuesta para todo, a parecer tonto o a saber mucho de un tema en particular. Por esto, paso a paso, piedra a piedra, he de agradecer mucho mi vuelta a la Realidad a personas REALES, que se cruzaron en mi camino, como Paula y Cristina, con quienes de verdad empezamos nuestro camino. A Joana (&Company) a quien ver a leguas sus necesidades, virtudes y fallos, hizo que empezara a darme cuenta de que no estaba tan ciego. A Placi el fiesterillo, su gorro de Monegros y su eterna sonrisa, aun en el peor de los sufrimientos con sus pies escaldados. El silencio de Elena I (o II) por las mañanas y su sonrisa cuando iban cargándose las pilas y sus bailes cuando estaba a ful. Las buenas conversaciones con Elena II (o I) siempre con buenos consejos y unos ojos llenos de alegría. La vitalidad de Alina, los esfuerzos y buen humor de Angelo por aprenderlo (todo!), a Marco y su castellano mejor hablado que el mio, a Cristina, a los niños, Marc y Carles, que aún habiendo vivido ya más de 100 vidas en su corta existencia, tienen todavía tanto por aprender. ¡Y quien no! A quien crea saberlo todo. A quien piense que va a saber entenderse y entender todo lo que le viene por delante, sólo le diré una cosa: "Me gusta".