25 agosto 2016

Culpable

... y la mirada perdida y sin derecho a llorar,
me despierto por las noches y la reina ¿donde está?
Suicidio en la tarde oscura de un domingo sin piedad,
sin comprender lo que ocurre sopla como un vendaval.
Por mi más maldita culpa, por mi ansiada libertad: recurrí a las falsas dudas, la más falsa sin dudar.
Y con todos los recuerdos que jamás se borrarán me condeno de por vida a no más volver a amar.