07 agosto 2013

A por el Sendero Estelar: el Camino de Santiago.

Bastantes siglos antes de la Era Cristiana llega a Galaecia (la actual Galicia en España) un pueblo precéltico que iba guiado en su camino hasta el fin de las tierras que limita con el principio de las aguas del Océano, por una especie de serpiente que surca el cielo nocturno: la Vía Láctea. La senda en el suelo quedaba trazada por la del cielo: Una serpiente guía que brilla en la oscuridad.

Este pueblo fue denominado como los Saefes. Para ellos el gran ofidio que tenía su imagen en el cielo nocturno era un ser sagrado. E igualmente eran sagradas sus manifestaciones energéticas de la tierra a las que denominaron wouivres. Sobre estas construyeron la mayor parte de sus santuarios.

Devotos de Lugh, Dios solar, era el dios-rey de su pueblo soportando el equilibrio del universo, dios de las artes. Tenía la posibilidad de ver el futuro además de presidir las celebraciones equinocciales y solsticiales, entre éstas, el festival más importante de la tradición celta: el Lughnasadh celebrado el 1º de agosto.


La "Cadena de Lugh", el camino iniciático que Druidas, acólitos y devotos siguieron durante siglos se transforma, bajo la cercana mirada y guía del Emperador Octavio Augusto, en el "Callis Ianus" o Senda de Jano. Octavio Augusto, Pontífice máximo de la religión en el Imperio Romano no tuvo duda en reconocer en Lugh como una representación más de Ianus.

El Callis Ianus, o Sendero de Jano, representaba la vía iniciática de la tradición primordial. Su cometido era llevar a los hombres al lugar donde el dios Sol se oculta para pasar la noche; el lugar donde se encuentran los misterios del Cosmos y a donde debemos dirigirnos, todos los hombres, para alcanzar la justicia y la paz. Octavio Augusto establece el nacimiento del nuevo y monumental "Callis Ianus", el sendero de Jano, como consecuencia de la existencia previa de "peregrinaciones" hacia los lugares de culto indígenas en las fiestas principales.
La ciudad sagrada de Lucus Augusti se funda en el mismo momento en que este proceso se producía en la Galia (año 12 a.C.), permite comprobar la acertada utilización de los símbolos, por parte de Augusto, identificando su persona con la deidad de Lugh, con similar intención a la usurpación en el Lughnasadh, pero mucho más sutil. La nueva ciudad, señalada por los augurios de las aves, es fundada por el nuevo dios Lugh y recibe su nombre.
Augusto se aseguraba, con la fundación de la nueva ciudad, las garantías necesarias para el contento de los dioses romanos y el contento de los hombres galos, aunando la devoción de todos hacía su persona, con lazos mucho más fuertes que las legiones.

La ciudad fundada en el año 12 a.C. recibe, aún hoy, después de más de dos milenios, el nombre de Lugo, rey de los dioses.

Esta senda iniciática o transmutadora cuyo rumbo discurre hacia la tierra de la muerte u occidente la seguirán tanto el Dionysos/Baco grecorromano como Herakles/Hércules en gran parte de su peregrinaje conocido como los 12 trabajos del héroe solar.

El trazado que en la Edad Media se llamaría Camino Francés, o Jacobeo (de Baco/Iaco/Iacobeo) coincide con la ruta que siguió el pueblo Saefes para llegar hasta las orillas del Atlántico. Así, cuando comenzaron las peregrinaciones cristianas a la supuesta tumba del apóstol Santiago, los caminos ya habían sido hallados desde tiempos remotos por otros seres humanos que cubrieron sus pies con el polvo sagrado de la tierra. La sacralidad o no del viaje la aporta el propio peregrino si se halla receptivo al aprendizaje exterior/interior de esta ruta jalonada de wouivres, las cuales a su vez despertarán las energías espirituales dormidas del viajero tan sólo si se ha preparado y purificado para conectar con ellas.

Igualmente la presencia de la diosa o contraparte femenina del mítico personaje se halla presente en la figura simbólica de la concha de vieira o concha de Venus. La diosa Lusina céltica se transformará en la Venus romana (pasando por la Afrodita griega y la Tanit cartaginesa). que inocentemente se incorporan a las vestiduras de todo peregrino. Las vieiras de la diosa son imprescindibles para el renacer de todo iniciado, pues es preciso sea hecha la fusión de los principios espirituales masculinos y femeninos.

Los Saefes precélticos primero, los Celtas después, posteriormente Griegos, Romanos (no sabemos si también Cartago pues su diosa Tanit era asimismo señora de occidente) y por último Cristianos: Cada cultura ha mantenido vigente este ancestral camino hacia la tierra de la muerte bajo su propia idiosincrasia. Actualmente el cristianismo hace girar el camino hacia la tierra de la muerte en torno de un personaje principal que consiste en el supuesto apóstol. El nombre de Santiago viene de unir el semidios Baco/Iaco romano que le precedió con la figura evangélica cristiana. Esta hibridación, característica de toda evolución religiosa histórica, funde la idiosincrasia de la última fase mítica con la siguiente. Así el ciclo mítico va de Lugh a Baco y de este a Iaco/Yago al que se le incorpora el pronombre o título de Sant-Yago. Y así tenemos la moderna ruta Jacobea. El proceso de cristianización del Sendero de las Estrellas es de sobra conocido.

El escritor Juan Ignacio Cuesta dice textualmente en su Guía pagana del Camino de Santiago: "El camino tiene un gran poder, será un Maestro que disciplinará el cuerpo y la mente del auténtico peregrino, a la vez que le entrenará agudizando sus sentidos para reconocer las señales significativas que tendrá que interpretar según su subjetividad. Unas, visibles a simple vista, sin necesidad de conocimientos previos; otras, ocultas deliberadamente para que sólo puedan alcanzarse tras un proceso de necesaria, anhelada y buscada purificación."

Pocos llegan a profundizar verdaderamente en el Camino. Hay diferentes niveles de significado y transmutación y la inmensa mayoría de los peregrinos tan sólo se deslizan sobre las capas más superficiales, pero desde luego aquellas para las que están preparados. Porque el Camino, como todo Maestro, no puede dar más que aquel nivel que el Discípulo demanda.

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