Mientras voy pensando y maquinando el nuevo post, que va a tener mucha chicha (desgraciadamente) no puedo dejar de poner la despedida de temporada del programa de CNN de Don Iñaqui Gabilondo, que vuelve a demostrar ser una persona íntegra allá dónde los haya.
“El curso que concluye no nos parece que haya sido un curso como los  demás. Porque lo ocurrido tras la hecatombe financiera ha sido tan  aplastante que nos parece que marca un antes y un después. La  naturalidad con que ha impuesto su ley en todo el mundo la doctrina que  nos arrastró al abismo ha descorrido el cortinón que ocultaba una gran  verdad.
Somos súbditos de los mercados. El régimen en el que  vivimos es una dictadura, una dictadura muy particular, pero una  dictadura; disfrazada con los ropajes de la democracia, pero una  dictadura.
Nuestros orgullosos estados, nuestros representantes  políticos, la mayoría de nosotros los ciudadanos fingimos no darnos  cuenta y manejamos toda la gesticulación de la normalidad democrática  pero ya no podemos ignorar que los caminos están marcados, que fuera de  ellos no hay salvación y que nuestra libertad sólo puede ejercitarse en  el pequeño margen de elasticidad (un poquito más pa’aquí, un poquito más  pa’allá) que se nos autoriza.
No estamos desde luego ante  ninguna situación que queramos calificar con tremendismo. No hay  tremendismo en esta afirmación. En los últimos meses hemos podido  comprobar que se ha decretado un modelo obligatorio de gobernación. La  socialdemocracia, por ejemplo, ha quedado prohibida de facto. Se le  permite gobernar, eso sí, con tal de que no sea con sus propios puntos  de vista.
Así que una vez que esta evidencia, era largamente  sabida, ha estallado de forma tan clamorosa, se trata de saber ahora que  hacemos: si aceptamos sin reparos esta dictadura, o si lo ocurrido, lo  tan evidentemente puesto de manifiesto, desencadena una revisión de  fondo sobre la democracia y sobre su futuro. Que no debe ocupar  solamente a la izquierda, naturalmente. Pero para la izquierda se  convierte en decisivo: o descubre su sentido y su papel en esta nueva  realidad o estará condenada a marchitarse y desdibujarse. Es un punto de  vista, pero tengo la impresión de que por aquí van aproximadamente las  cosas”.
19 julio 2010
Vivimos en una dictadura.
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